LOS BOSQUES INVISIBLES DE VENEZUELA
El reciente lanzamiento de MAP BIOMAS VENEZUELA es un invaluable aporte al estudio de las transformaciones del uso de la tierra en el país en los últimos 40 años. Adquiere un carácter particularmente significativo por democratizar la historia territorial del país, empoderando a la ciudadanía en la toma de decisiones sobre asuntos de interés colectivo y fortaleciendo la democracia participativa en la que se fundamenta la constitución nacional.
En esta oportunidad nos referimos a la información incluida en esa base de datos sobre plantaciones forestales.
El gobierno nacional sostiene que Venezuela dispone de 563.500 hectáreas de plantaciones forestales de carácter industrial, tal y como lo señala el Anuario de Estadísticas Forestales 2022 del Ministerio de Eco Socialismo (MINEC).
Sin embargo, el análisis de MAP BIOMAS concluye que las plantaciones forestales de Venezuela apenas cubrían 233.000 hectáreas en el 2022, el 40% de la superficie señalada por el MINEC. Una gigantesca superficie de las plantaciones forestales reportadas por el Ministerio de Eco Socialismo sería invisible: 330.000 hectáreas. Habrían evadido ser detectadas en las imágenes de satélite utilizadas por Map Biomas en su análisis, partiendo de imágenes LANSAT de mediana y baja resolución.
Según Map Biomas el 97% de las plantaciones industriales de Venezuela se encuentran en los estados Anzoátegui y Monagas: 226.000 hectáreas.
Según el Ministerio de Eco Socialismo, en Anzoátegui y Monagas las plantaciones industriales se extenderían por más del doble de la superficie reportada por Map Biomas: 515.400 ha, de las que 429.000 corresponderían a la empresa estatal MADERAS DEL ORINOCO.
No faltarán quienes a priori descarten como falsas las estadísticas del Ministerio de Eco Socialismo. Tampoco quienes asuman que el motivo de la discrepancia se encuentra en la baja resolución de las imágenes de satélite utilizadas por Map Biomas, o a deficiencias en las metodologías de interpretación y verificación.
Conviene superar esta contradicción, con objetividad e imparcialidad. Es necesario precisar la verdadera magnitud de este delicado patrimonio nacional, en el que el país ha invertido cientos de millones de dólares durante más de 50 años, además de cerca de 2.000 millones de dólares en equipamiento industrial para su aprovechamiento, sin que se hayan registrado beneficios significativos hasta la fecha.
La mayor parte de las plantaciones forestales de carácter industrial corresponde a la empresa pública MADERAS DEL ORINOCO (antes PROFORCA). Por Decreto Presidencial Nº 3767, Gaceta Oficial 41588 del 18 febrero 2019, se creó la empresa mixta Maderas de Venezuela y Turquía (MAVETUR), adscrita al Ministerio del Poder Popular de Industrias y Producción Nacional. MADERAS DEL ORINOCO forma parte de MAVETUR con el 51% del capital accionario, junto a la empresa privada turca Glenmore Proje Insaat (49%), inscrita en el Registro Comercial de Estambul el 7 de mayo 2015 bajo el número 973891.
Las imágenes de alta resolución, como las del satélite WorldView-2 o las del Formosat-2, permiten identificar diferentes especies de árboles por diferencias en reflectancia, textura e índice espectral de vegetación. La estructura de las hojas, los pigmentos fotosintéticos y el contenido de humedad hacen que diferentes especies reflejen la luz de manera diferenciada. Lo que para el ojo humano, o para cámaras convencionales, son sólo tenues diferencias de tonalidad del color verde, difíciles de distinguir, los satélites de alta resolución las pueden diferenciar con mayor precisión. Se pueden identificar huellas de reflectancia para cada especie, permitiendo la discriminación por especies botánicas de imágenes de satélite, con variables coeficientes de precisión.
Map Biomas no discrimina por especies las plantaciones detectadas para el 2022, seguramente debido a limitaciones tecnológicas de las imágenes de baja y mediana resolución que utiliza y por los métodos de interpretación. Sin embargo, si de las 226.000 hectáreas de plantaciones en los estados Anzoátegui y Monagas reportadas por Map Biomas se descuentan las 86.400 hectáreas que según el MINEC corresponden a las empresas privadas MASISA y TERRANOVA, el remanente correspondiente a MADERAS DEL ORINOCO se reduciría a apenas 139.600 hectáreas. Ya para el 2018 MASISA reportaba un patrimonio de 87.400 ha en Venezuela, incluyendo a Terranova (Masisa - Memoria Integrada 2018)
Si adicionalmente descontamos las plantaciones de Eucalipto, Acacia y Teca, la superficie correspondiente a Pino Caribe de Maderas del Orinoco se encontraría entre cien mil (100.000) y ciento diez mil (110.000) hectáreas para el 2022. La precisión de estas cifras queda por verificar.
Las estadística oficiales publicadas por el Ministerio de Eco Socialismo tampoco discriminan las superficies de plantaciones por especies, posiblemente por conveniencias administrativas y políticas, sin descartar el posible encubrimiento del estado en que se encuentran las plantaciones de Pino Caribe del oriente del país (La Destrucción de las Plantaciones de Pino Caribe, 2023)
MAVETUR destaca en su página web que dispone en la actualidad de 500.000 hectáreas de plantaciones, de Pino Caribe en particular. El Ministerio de Eco Socialismo señala en sus más recientes Estadísticas Forestales 2022 que el país disponía de 563.500 hectáreas de plantaciones industriales ese mismo año, de las que MAVETUR administraría 429.000 hectáreas, incluyendo Pino Caribe, Eucalipto, Acacia y Teca.
Por su parte, la FAO, en su más reciente informe sobre el Estado de los Bosques 2020, reporta que Venezuela disponía de 420.000 ha de plantaciones industriales en 1990 y 660.000 ha en el 2000.
El informe de MAP BIOMAS sobre Venezuela se encuentra cargado de sorprendentes conclusiones e implicaciones:
· Las plantaciones forestales de Venezuela se extenderían sobre sólo 233.000 hectáreas en el 2022, apenas el 40% de lo que señalan el Ministerio de Eco Socialismo, el Ministerio de Industrias, la CVG y las empresas del sector.
· La superficie máxima de plantaciones forestales de Venezuela se habría registrado en el 2001: 363.000 hectáreas. Nunca habrían existido las 600.000 ha a las que se ha hecho referencia por más de 25 años. Toda Venezuela habría sido engañada, por décadas.
· Las estadísticas forestales de Venezuela de los últimos 30 años serían falsas, tanto las referentes a plantaciones forestales como las relacionadas con la extensión de los bosques naturales del país: las estadísticas de la FAO-ONU, las del PNUD, las de la Organización Internacional de la Madera Tropical (OIMT), las del Banco Mundial, las del Banco Interamericano de Desarrollo, los Indicadores del Desarrollo Mundial, las de CEPAL, entre otras fuentes de información.
· Los ingenieros forestales de Venezuela, los centros de investigación, las universidades, la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, los funcionarios públicos de turno, los organismos contralores, durante 30 años, habrían sido incapaces de develar los presuntos falsos alegatos sobre la extensión de las plantaciones forestales y de los bosques naturales del país.
A los niños de Venezuela, en la educación pre-escolar, se les enseña resolver el siguiente acertijo: Si tienes 5 mangos, te regalan 4 mangos y te comes dos. ¿Cuántos mangos te quedan?
Impacta así el carácter tragicómico del argumento según el cual ningún ingeniero forestal de Venezuela, en los últimos 30 años, fue capaz de resolver el siguiente acertijo: Si tienes 5 hectáreas de plantaciones forestales, siembras 4 hectáreas más, se te quema una hectárea y cosechas dos hectáreas ¿cuantas hectáreas de plantaciones te quedan?
Aunque parezca insólito, todos sin excepción habrían concluido que quedarían 9 hectáreas, año tras año, durante 30 años. A ninguno se le ocurrió que debía descontar la superficie quemada y la cosechada.
Uno de los profesores más influyentes de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Los Andes, José Lozada, lo explica de la siguiente manera:
“En las estadísticas oficiales se dijo que las plantaciones habían llegado a 680.000 ha. Yo creo que en el sector forestal hicimos una interpretación errada de estas cifras. Estuvimos creyendo, durante muchos años, que esa era la superficie de plantaciones en pie. Resulta que esta era la superficie acumulada, era todo lo que se había plantado. La plantación en pie había que determinarla con la cifra total plantada menos lo explotado y menos lo quemado. Pasaron los años y no nos dimos cuenta de esto”
Esta cándida interpretación parte del supuesto de que las cifras presentadas por Map Biomas son confiables, invalida el trabajo de múltiples investigadores nacionales durante décadas, e implica incompetencia del gremio forestal venezolano de los últimos 30 años.
Sin embargo, además de carecer de verificación independiente, la confiabilidad y precisión de los resultados presentados por Map Biomas decrece con la antigüedad y la resolución de las imágenes de satélite en las que se fundamentan.
Las estadísticas de la FAO también se complementan con imágenes de satélites, incluyendo los de la NASA, la Agencia Espacial Europea, los servicios espaciales de China, Rusia, India, Japón, Brasil, entre otros. Sin embargo, sus resultados difieren sustancialmente de los reportados por Map Biomas.
Los resultados que pueden derivarse de la interpretación de imágenes de satélite sobre la cobertura forestal en un territorio pueden diferir sustancialmente de la señalada por la FAO debido principalmente a la metodología y a la definición de bosque. La FAO es una dependencia de la ONU que ha monitoreado metódica y sistemáticamente la situación de los bosques del mundo por más de 50 años. El trabajo de la FAO sobre bosques se realiza a través de un equipo multi-disciplinario e internacional, con el apoyo de todos los países miembros de la ONU y de acuerdo a metodologías consensuadas y actualizadas por equipos multinacionales de especialistas. Las estadísticas de la FAO son reconocidas por todas las demás dependencias de la ONU: el Proyecto de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Internacional de la Madera Tropical (OIMT), el Proyecto de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), entre otros. Son también reconocidas por otras organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional.
La FAO reporta con regularidad sobre el estado de los bosques del mundo a través de informes oficiales de la Organización de Naciones Unidas. Su más reciente análisis, Estado de los Bosques 2020, incluye el siguiente señalamiento:
“La superficie forestal reportada por la FAO difiere de las señaladas por otras iniciativas, debido principalmente a la metodología y a las definiciones de bosque. La FAO define el bosque como una combinación de cubierta de árboles y uso de la tierra, mientras que otros lo definen solo en términos de cubierta de árboles, lo que incluye bosques y ‘otras tierras con cubiertas de árboles’ en la terminología de la FAO.
“Los datos basados únicamente en teledetección de resolución media a baja no pueden diferenciar entre la cubierta de árboles en los sistemas de producción agrícola (por ejemplo huertos, plantaciones de palma de aceite, plantaciones de café) y la cubierta arbórea en tierras sometidas a uso predominantemente agrícola o urbano. Concluyen en una superficie arbórea mayor que la superficie forestal real.
“Un aumento de los cultivos arbóreos agrícolas se interpretará como un incremento de la superficie forestal si se basa solo en teledetección. Los satélites no pueden además detectar con facilidad árboles jóvenes”
Una minuciosa investigación publicada en el 2019 detalla el estado de las plantaciones forestales para entonces, con un total de 528.600 hectáreas de plantaciones industriales para el 2017, más del doble de lo alegado por Map Biomas para ese mismo año: 255.600. Del total reportado por Greaves y Visaez en esa investigación, 322.170 ha corresponden a Maderas del Orinoco. En los estados Monagas y Anzoátegui las plantaciones de Maderas del Orinoco se habían reducido a 273.000 hectáreas, de las que 254.000 correspondían a Pino Caribe al 31 de diciembre 2017. Estos resultados, entre tantos otros, contrastan significativamente con los reportados por Map Biomas.
La variación interanual de la superficie plantada en los estados Monagas y Anzoátegui que presenta MAP BIOMAS devela fallas en la interpretación de las imágenes satelitales utilizadas. Map Biomas señala, por ejemplo, que en 1996 se habría registrado un incremento neto de 72.000 hectáreas, lo que sólo sería posible con bosques invisibles, ficticios. De la misma manera se reportan aumentos netos de 24.000 hectáreas tanto en 1989 como en 1991y de 20.000 hectáreas en 1993.
Durante el período 1985 – 2000 no se presentó reducción alguna, solo aumento en la superficie plantada. La llegada del siglo 21 coincide con una destrucción acelerada de la superficie plantada, como nunca antes habría ocurrido. En el 2016 se habría registrado una destrucción neta de 32.000 hectáreas, 25.000 ha en el 2019, entre tantas otras curiosas alteraciones a la superficie plantada.
Durante el período de destrucción de plantaciones forestales en el oriente del país reportado por Map Biomas, 2001-2022, sólo la empresa Maderas del Orinoco logró plantar 220.000 hectáreas.
En el 2013, por ejemplo, Map Biomas alega haber detectado por imágenes de satélite una reducción neta de 11.000 hectáreas en las plantaciones de los estados Monagas y Anzoátegui. Ese mismo año Maderas del Orinoco plantó 27.000 hectáreas. En consecuencia, sólo ese año se habrían destruido 38.000 hectáreas, según Map Biomas.
Es así como, según Map Biomas, durante el período 2001-2022 se habría registrado la inverosímil destrucción de 444.000 hectáreas de plantaciones industriales en el oriente de Venezuela. Un escenario catastrófico.
La devastación implícita en las estadísticas de Map Biomas durante el período 2001-2022 es de tan escandalosa magnitud que amerita una verificación exhaustiva, pues parece incluir una significativa proporción de bosques invisibles, árboles imaginarios.
Venezuela dispone de los instrumentos necesarios para monitorear cambios en el uso de la tierra, en la cobertura forestal, en la extensión de las plantaciones industriales. Lo más conveniente es una sinergia de esfuerzos con objetivos comunes. La precisión sobre la extensión de las plantaciones forestales propiedad de la Nación y su composición por especies es de vital importancia para la planificación del desarrollo forestal del pais.
Venezuela dispone además de un valioso equipamiento industrial, valorado en más de 2.000 millones de dólares, injustificadamente abandonado por años, para la producción de pulpa, papel y tableros OSB (Overlaaid Stranded Board) para la industria de la construcción.
Venezuela parece contar todavía con suficiente materia prima para la fabricación de 250.000 toneladas métricas anuales de pulpa y de papel, y para la fabricación de 400.000 metros cuadrados anuales de tableros OSB para la industria de la construcción, especialmente para la producción de viviendas prefabricadas en madera.
La materia prima necesaria para impulsar este desarrollo industrial parece estar aún disponible, a pesar de la destrucción. Le ha costado al país la inversión de unos 400 millones de dólares y 50 años de esfuerzo, estableciendo las plantaciones de Pino Caribe del oriente del país, en Monagas y Anzoátegui.
Aunque Venezuela dispone de 45 millones de hectáreas de bosques naturales, cubriendo cerca de la mitad del país, no pueden utilizarse para alimentar la planta ya adquirida de papel porque sus maderas son de fibra corta, de 0,5 a 1,5 milímetros de largo, característico de bosques tropicales alrededor del mundo.
La fabricación de pulpa kraft y de papel periódico, papeles de impresión de alto espectro (high end printing papers), papeles de seguridad para pasaportes, billetes y documentos donde la resistencia y la longevidad son fundamentales, papeles especiales de embalaje, cartulinas para las artes, entre otros usos, requiere madera de fibra larga, entre 3 y 5 milímetros de longitud, característica de pinos y otras especies naturales de bosques templados y boreales.
Este fue el motivo por el que se establecieron las plantaciones de Pino Caribe en Venezuela: disponer de la materia prima necesaria para la fabricación de papel periódico y otros tipos de papeles, cartulinas y cartones dependientes del uso de madera de fibra larga.
Adicionalmente, la producción de papeles y de tableros OSB exige uniformidad en la materia prima, mientras que los bosques naturales del país son particularmente heterogéneos, con una gran diversidad de especies de árboles por unidad de área.
Se estima que las plantaciones de Pino Caribe bajo control del estado Venezolano, a través de la empresa Maderas del Orinoco, apenas cubren entre 100.000 y 110.000 hectáreas (1), apenas el 0,22% de los bosques del país. Pero son la única fuente de madera de fibra larga, lo que les confiere un extraordinario valor económico y estratégico.
La conversión de esta única fuente de madera de fibra larga en madera aserrada es un exabrupto técnico y político contrario a los intereses nacionales, especialmente cuando el país dispone de al menos seis (6) millones de hectáreas de bosques naturales jurídicamente delimitados para la producción de madera aserrada de superior calidad.
Manejados de manera sostenible, de acuerdo a criterios de reconocimiento internacional, los bosques naturales disponibles para la producción industrial podrían suministrar al menos dos (2) millones de metros cúbicos de madera industrial rolliza cada año.
Venezuela es miembro activo de la Organización Internacional de la Madera Tropical (OIMT). Se encuentra comprometida, a través del correspondiente acuerdo internacional (Acuerdo Internacional de la Madera Tropical - ONU), a manejar sus bosques, naturales y plantados, de acuerdo a principios de validez internacional para la producción sostenible de madera industrial debidamente certificada. Este compromiso aún no ha sido honrado.
Venezuela dispone de todos los insumos claves necesarios para impulsar el desarrollo industrial del sector forestal, en proporciones que contribuyan de manera significativa a diversificar la economía, generar empleo, sustituir importaciones y ampliar las exportaciones.
Dispone de todos los insumos claves, excepto uno: voluntad política.
Jc-centeno@outlook.com
Abril 2024
Julio César Centeno – ingeniero venezolano licenciado en la universidad de Nueva York; estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California. Profesor de la Universidad de los Andes. Asesor de la Conferencia de Naciones Unidas para Medio Ambiente y Desarrollo [UNCED]. Director Ejecutivo del Instituto Forestal Latino Americano. Representante de Venezuela en negociaciones internacionales sobre bosques y cambios climáticos. Investido por la casa real de Holanda con la Orden del Arca Dorada. Galardonado por el Proyecto de Naciones Unidas para el Medio Ambiente con la condecoración GLOBAL 500. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS, Holanda. Miembro del Consejo Directivo del Forest Stewardship Council, FSC. Miembro del Consejo Directivo de SGS-Forestry, Oxford. Profesor visitante de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Profesor visitante del Departamento de Política y Economía Forestal de la Universidad de Viena, Austria. Miembro del Consejo Asesor para Ambiente y Desarrollo de PDVSA-Bitor. Asesor internacional.